jueves, 25 de marzo de 2010

3) UNA RESPUESTA ESPERANZADORA

Hble. Sra. Marina Geli
Consejera de Salud de la Generalidad de Cataluña


Con fecha 16 de junio de 2008, la Directora General de la Dirección General de Planificación y Evaluación del Departamento de Salud, de la Generalidad de Cataluña, Sra M. Luisa de la Puente Martorell, dirigía al Sr. Joan Vendrell Campmany, secretario de la Asociación para la Defensa de los Derechos y la Dignidad de las Personas con Discapacidad (ADPERD), una carta de contestación (ver post núm 2 de este mismo blog) que , traducida al español, dice así:
"Señor,
En nombre de la Consejera de Salud, quiero agradecer su carta, que si bien se refiere a diversas situaciones en las que el sistema sanitario no está dando la respuesta adecuada, nos ofrece la oportunidad de tratar de resolverlas.
En el Departamento estamos trabajando para mejorar esta situación que afecta, tanto a personas con enfermedad mental como a personas con discapacidad sensorial y/o motora.
Hemos tomado nota de los comentarios que usted hace y hemos enviado su carta al Servicio de Emergencias Médicas (SEM). Asimismo puedo comunicarle que estamos diseñando una formación dirigida al personal sanitario y no sanitario sobre los aspectos que se han de tener en cuenta en la atención de grupos vulnerables como son las personas con discapacidad.
Asimismo supongo que usted conoce los servicios de odontología que se prestan en el Hospital San Rafael, para personas con discapacidad. También hemos dotado de básculas y literas ginecológicas a diferentes centros con el fin de poder atender a personas con discapacidad.
No obstante , considero que sería interesante poder mantener una entrevista para poder comentar diferentes aspectos, entre ellos, la posibilidad de establecer una colaboración con su Asociación, con el fin de explorar posibles soluciones a los problemas que usted nos plantea. Por esta razón próximamente se pondrá en contacto con usted una persona del Plan director sociosanitario con el fin de concertat la entrevista.
Cordialmente".

domingo, 21 de marzo de 2010

2) EL PRIMER PASO : CARTA A LA CONSEJERA DE SALUD, DE LA GENERALIDAD DE CATALUÑA





Dice un viejo refrán que, para andar quinientas millas, hay que empezar por dar el primer paso.
Lo que se pretende, con nuestra petición, intuímos de entrada que no va a resultar nada fácil por muy buena predisposición que pueda haber en recepcionarla, pero lo que no puede hacerse es permanecer cruzados de brazos y limitarse a lamentarse de las situaciones padecidas. Con lamentos sí que estamos plenamente convencidos de que no se conseguirá absolutamente nada. Contrariamente, si luchamos , algo se conseguirá, y en este contexto, poco significa mucho, aunque, naturalmente, intentaremos llegar siempre hasta el máximo que permita nuestra condición de ciudadanos de a pie.
De ahí que, con fecha 9 de abril de 2008, en mi condición de Secretario de la Asociación para la Defensa de los Derechos y la Dignidad de las Personas con Discapacitación (ADPERD), dirigí un escrito a la Honorable Sra. Marina Geli Fábregas, Consejera de Salud, de la Generalidad de Cataluña, atendido que en Cataluña, la Generalidad tiene todas las competencias en materia de la Sanidad Pública. La carta está escrita en catalán. La reproducimos traducida al español:
"GENERALIDAD DE CATALUÑA
Departamento de Salud
Travesera de las Corts, 131 - 159 ( Pabellón Ave María)
08028 BARCELONA
A la atención de la Hble. Sra. Marina Geli Fábregas.
Consejera de Salud.
ASUNTO: Problemática visitas hospitalarias y hospitalización personas con graves trastornos de la conducta.
Honorable señora,
Los padres y/o tutores de personas que padecen graves trastornos de la conducta y del comportamiento, han de enfrentarse a un conjunto de situaciones muy angustiosas y desagradables cuando han de acudir con su familiar afectado de estas minusvalías, a una visita hospitalaria, o lo que resulta más dramático todavía, cuando esta persona requiere hospitalización.
Hemos escuchado, en los últimos tiempos, las muchas dificultades y dramáticas situaciones explicadas por los familiares de estas personas, que por motivos obvios y de espacio no reproducimos ahora en este escrito, pero si que haremos un breve resumen general, desde las carencias de las unidades móviles (ambulancias), que no disponen de medios de sujeción y que obligan a los familiares a efectuar el trayecto, del domicilio del paciente al centro hospitalario, en el espacio donde viaja el enfermo, desentendiéndose este personal sanitario de toda responsabilidad con las incidencias que puedan suceder en el trayecto, hasta las dificultades de todo tipo que han de afrontar desde el mismo momento que llegan al hospital.
El personal del centro hospitalario rechaza,desde el primer momento, toda proximidad al no poder disimular sus miedos en afrontar la situación. Se origina una preocupante y delicada tensión entre las personas -- pacientes y acompañantes -- que se encuentran en el interior del recinto hospitalario. La visita del paciente no termina de efectuarse con la diligencia necesaria por las dificultades que provoca el propio enfermo y por la fluidez de los servicios médicos de finalizar la visita lo antes posible.
Capítulo aparte es cuando este paciente requiere hospitalización. Compartir habitación con otros pacientes significa tener que compartir los dramáticos episodios con otras personas ajenas a aquella situación, que normalmente -- y es comprensible -- hacen llegar sus quejas a la Dirección de aquella institución hospitalaria.
Frecuentemente los psiquiatras intentan aminorar estos comportamientos violentos de agresión y autoagresión prescribiendo un aumento de los medicamentos que habitualmente toma el paciente. Y la realidad es que, en los casos conocidos, e incluso vividos, en estas situaciones el medicamento no actúa de la manera deseada, muy al contrario, incita todavía más al paciente a manifestar sus conductas destructivas.
Sería necesario, y cuanto antes mejor, establecer unos protocolos antes estas situaciones, para los casos de visitas hospitalarias y para los casos de obligada hospitalización. Somos perfectamente consientes de que partimos de cero -- por la sencilla razón de que no hay nada contemplado al respecto -- y que es necesario emprender actuaciones urgentes y cuanto antes para intentar facilitar la asistencia de estas personas con las mismas condiciones de calidad y normalidad que con el resto de pacientes, atendido que, ante todo, son personas, y como a tales les corresponden los mismos derechos, y no como ahora, que en ocasiones han estado atendidos con unos temores y unos distanciamientos impropios de unos profesionales de la salud pública, salvo naturalmente de las excepciones que, como tales, confirman estas situaciones.
La situación hoy en día es esta: LosCentros de Atención Primaria (CAP) no están preparados, ni su personal ni sus instalaciones; los hospitales tampoco lo están, y para efectuar pruebas (radiografías, extracción de sangre, etc.) y menos todavía para afrontar una hospitalización.
Es necesario disponer de unos espacios en los centros CAP y hospitales (Consultas Externas), para acoger a estas personas mientras esperan. Hemos hecho accesibles los centros sanitarios para las personas con problemas de mobilidad, y hemos olvidado de hacerlos accesibles a las personas con trastornos psíquicos y enfermedades psiquiátricas.
Los hospitales tendrían que disponer de un mínimo de habitaciones individuales reservadas para estos pacientes, dando por entendido que, mientras no hayan hospitalizaciones de estas características, puedan ser ocupadas por otros pacientes.
Otro punto muy importante es la formación del personal auxiliar y médico en el tratamiento de estos opacientes diferentes a los habituales. Es preciso ser familiar directo de estas personas por haber vivido situaciones vergonzosas de profesionales de la salud pública, ofreciendo una desafortunada imagen al constatar la presencia de este tipo de pacientes. Y esto duele y mucho. Son situaciones que han de afrontarse con decisión y valentía, poniendo hilo en la aguja cuanto antes, por parte de la Administración.
Por nuestra parte estamos a su disposición en todo aquello que nuestra triste experiencia de situaciones conocidas, sufridas y vividas, pueda ayudar a diseñar el futuro -- cuanto antes -- de la asistencia sanitaria de estas personas diferentes.
Quedamos a la espera de sus noticias al respeto.
Muy atentamente..
Joan Vendrell Campmany
Secretario.
Sant Boi de Llobregat ,"Villa Hospitalaria", 9 de abril de 2008"

martes, 16 de marzo de 2010

1) ASIGNATURA PENDIENTE EN LA SANIDAD PÚBLICA

Con este título, el amigo Joaquín Munté publicó, con fecha 12 de abril de 2008, un post en su blog, después de una conversación que tuvo conmigo, en la que le manifesté mi seria preocupación -- y que él conoce perfectamente, por su larga y dilatada dedicación como voluntario en el centro hospitalario "Sant Joan de Déu. Serveis de Salut Mental", de Sant Boi de Llobregat, referida a las muchas dificultades y problemas derivados de las visitas médica y/ o hospitalizaciones de las personas afectadas con graves trastornos de la conducta, con discapacidades psíquicas y/o con enfermedad mental.
Iniciamos aquí y ahora este nuevo blog con la reproducción de aquel post, y que en próximas entregas continuaremos explicando y reproduciendo documentos de las gestiones iniciadas a partir de entonces con el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, con plenas competencias en la Sanidad Pública en Cataluña, hasta el momento actual, y posteriormente, en la medida que vayamos avanzando en el tema.
"Los centros hospitalarios han suprimido las llamadas barreras arquitectónica para facilitar el acceso a las personas con problemas de movilidad, pero tienen una asignatura pendiente, que me parece que todavía ni siquiera se la han planteado. Me refiero a la accesibilidad de las personas con discapacidad que presentan graves trastornos de la conducta y las afectadas con serios problemas psiquiátricos.
Cuando las familias de estas personas tienen que acompañarles a una visita hospitalaria o bien han de ser objeto de una hospitalización, han de sufrir un auténtico calvario. Si el desplazamiento se efectúa en ambulancia, resulta que la mayoría de veces no disponen de medios de sujeción, y los familiares que les acompañan han de viajar junto al paciente, desentendiéndose el personal de estas unidades móviles de toda responsabilidad durante el trayecto.
La llegada al hospital supone otro episodio dramático. Los pacientes y acompañantes de estos que allí se encuentran se sienten incómodos, y los servicios sanitarios no pueden disimular el temor que sienten hacia estas personas. Las dificultades para obtener un análisos de sangre o para realizar una radiografía son muchas, y no hablemos de los casos de requerir hospitalización compartiendo habitación con otros enfermos, cuyos familiares por regla general no tardan en hacer llegar sus quejas a la Dirección del hospital.
Tendrían que establecerse unos protocolos para cada una de estas necesidades, que de manera generalizada pasaran por destinar a estos centros unas salas de espera especiales, y unas habitaciones individuales, que naturalmente podrían utilizar otros pacientes cuando permanecieran vacías, y lo que es más importante, una preparación y formación adecuada de los profesionales de la salud pública para tratar adecuadamente a estos enfermos, en lugar de mostrar estos miedos y vacilaciones, como habitualmente -- siempre salvando los excepcionales casos que confirman las reglas-- suelen ocurrir"